La historia de Zulema es la de muchas madres, a ella no la respetaron, no la escucharon, no la informaron y no la dejaron participar en su propio parto. Quizás porque era muy joven la trataron como una inútil, como si ella no fuera la protagonista real del nacimiento de su hija.
Os dejo su historia, contanda magníficamente, con muchísimo sentimiento, sólo como una madre sabe hacer.
Dije que me animaría a contar mi experiencia y aquí estoy
escribiendo.. justo hoy, un día muy muy especial porque es hoy cuando A.
ha cumplido ¡10 años!
Es increíble lo rápido que se va el tiempo, lo rápido que dejan de
ser nuestros bebés para ser esos pequeños seres independientes, ¡y
protestones también!
Esta aventura comenzó el 26 de marzo de 2002. Aparentemente iba a ser
un día normal, pero desperté con muchas muchas molestias. Al ir al baño
descubrí que había expulsado el tapón mucoso, pero como mi mamá que en
ese entonces vivía me dijo que era normal (yo era una mocosa de
dieciséis añitos) pues estuve tranquila en casa, eso sí, con las
molestias que cada vez iban a más.
Me tuvieron desde el mediodía andando, porque decían que eso me iba a
ayudar, que el parto estaba muy cerca ya y lo necesitaba, y yo pues
andando me pasé el día. No tenía contracciones, sólo una molestia
insoportable en los riñones, ni siquiera era lo que yo llamaría dolor.
Pasaron las horas del mediodía y tarde y la situación seguía igual,
las contracciones no llegaban. Por la noche mi má al tocarme, se da
cuenta de que estaba ardiendo en fiebre, eso sí, yo estaba como si nada,
no noté ese frío tan habitual en estos casos. Decidimos acudir al
hospital para asegurarnos de que todo estaba bien.
Ya sólo llegar al hospital me sentí mal sólo por ver las caras de
todos los que me rodeaban. Malas caras por ser evidente mi corta edad
para ser madre, pero creo que al fin y al cabo era una madre a punto de
parir igual que la estuviese ahí con 30 años.
Me revisaron, incluso me miraron el líquido con ese horroroso y
doloroso tubo que sientes que te llegará hasta la garganta, y me dijeron
que todo estaba bien, que el parto comenzaría pero que era muy pronto
aún. Para la fiebre sólo supieron decirme que probablemente andaba con
un poco de gripe. Por prevención me pasaron a monitores una hora para
terminar de comprobar que todo iba como debería ir. Pero hubo sorpresa, y
es que a los cinco minutos de estar en monitores rompo bolsa y ¿qué? El
líquido era VERDE, pero verde verde de verdad, me asusté mucho ya que
por todo lo que había leído sabía bien que eso significaba infección.
Nuca me explicaré cómo al mirarme las aguas las vieron claras y
correctas, cuando esto me pudo costar la vida tanto a mi hija como a mí.
Ahí quedé en monitores, tirada en una cama muerta de dolores (me
pusieron la oxitocina) donde nadie me hacía caso y poco pudo estar algún
familar conmigo. Pasando exploraciones y haciéndome un cristo por todos
lados, a cada rato era peor.
Desde un principio se sabía que mi pequeña no estaba colocada para
nacer, estaba sentadita en el nacidero, pero aún así esperamos. A las
pocas horas me veo obligada a llamar al timbre para avisar de que mi
pequeña se me había subido a la boca del estómago. Sorprendida me quedé
con el trato que se me dio porque la respuesta de la enfermera ( o quién
fuese esa mujer) fue que los profesionales eran ellos, que dejara de
quejarme que yo debía estar en la discoteca y no ahí (así, sin
anestesia).
A las 3 de la mañana tenía firmada una cesárea urgente por mi
ginecólogo, dado la imposibilidad de que la niña tomase ya posición para
nacer, y el gran riesgo de la infección que tenía dentro.
Inexplicablemente me quedé ahí, nadie me llevó a quirófano, nadie me
hizo caso en nada, no le importé a nadie, o al menos así me lo hicieron
sentir, yo era un cuerpo más, una cama más.
A las doce y media del mediodía (del día siguiente sí) me llevan a
quirófano a practicarme la cesárea. Yo había leído bastante de embarazos
y partos, y como en su día leí que si hay fiebre la epidural o se debe
aplicar, me negué en redondo a recibirla, me aterrorizaba, y esto me
costó otro gran rato de batalla, reventada ya de dolores y por supuesto
con mi infección.
Finalmente ceden a usar la anestesia general, pero cuál es la
sorpresa del médico cuando abre mi barriguita que mi niña no sale.. ¿por
qué? Porque efectivamente mi hija estaba en la parte superior como
avisé y nadie me hizo caso. Esto supuso que tuviesen que pisarme y
perdiese una barbaridad de sangre en esa fría mesa.
A mi hija me la dieron estando en reanimación, sinceramente no podía
ni ver bien su cara dado que seguía borracha de la anestesia, y después
ya no la pude volver a ver hasta bastantes horas más tarde.
Aún estando en planta recuperándome de lo que mi cuerpo había
pasando, me hicieron sentir muy mal. Yo no era capaz de levantarme, me
sentía sin fuerza alguna, mareada… y constantemente me comparaban con
otras madres que tenían cesárea y estaban andando por los pasillos como
si nada. Claro, todo esto por no hacerme una simple analítica que
posteriormente pidió la matrona, y darse cuenta de que necesitaban
ponerme sangre, dos bolsitas me tuvieron que regalar.
Sinceramente con este relato, que es mi experiencia, me gustaría
aprovechar para reivindicar que a pesar de que tengan corta edad, aunque
puedan tener 16 años como yo los tenía, no dejan de ser madres a punto
de dar a luz a sus hijos, pido que por favor se las trate con el mismo
respeto, la edad muchas veces no es nada. Y también pido desde aquí que
esas personas en las que tenemos que depositar nuestra confianza para
que nuestros hijos nazcan no nos defrauden y sean HUMANOS.
Ay, niña, me duele leerte, la mitad de los males se pasa con una sonrisa que te regale el médico, la matrona o cualquier persona de bata blanca.
ResponderEliminarlo de la edad... siempre se necesita que te ayuden, y tan joven más.
Un besote, nueri
Madre estresada
Escalofríos me han entrado al leer tu historia, lo que sufriste...madre mía, hay "profesionales" que no se donde se han sacado el título...y ¿ que más dará la edad? es alucinante.
ResponderEliminarEs una pena que ocurran estas cosas...
Un besito fuerte
Madre mía, que tortura de parto, pero lo importante es que el final es un bebe sano, a veces hasta después, cuando echas la vista atrás no ves lo mal que lo hicieron o lo que podía haberse evitado. Gracias por compartir tu experiencia. Un Abrazo!
ResponderEliminarMadre mia q parto! se te trato peor q a un animal ¡ Q vergüenza! Ojala tu ejemplo sirva de ayuda a otras mujeres para q exijan elxrespeto q merecen en una situacion tan trascendental como es el parto de una mujer
ResponderEliminarJo, que horror, como puede ser que tratandose de algo tan bonito, y grandioso como es un nacimiento, te hubieran tratado así, a ti y a la niña? que eso pudo ser más grave, que mal, que mal. Me has dejado un mal cuerpo que no veas. Espero que con G. el trato mejorara, porque uf, mi niña, que mal recuerdo.
ResponderEliminarTendría que caérsele la cara de vergüenza al personal sanitario que te atendió, Zulema! No hay derecho a que traten a nadie así, y menos porque ellos piensen que no tienes la edad idónea! Puf, qué mala leche! En fin... Un beso fuerte a las dos!
ResponderEliminarv.v lamentablemente sigue pasando, a mi me sucedió, mi mamá angustiada y yo sin contracciones y con la placenta calcificada y casi sin liquido, mi cesárea fue rápida pero a la enfermera le urgía verme parada no tenia ni ocho horas de la cesárea y ya me estaba parando para que caminara por el pasillo, con un dolor horrible me incorpore como pude solo para darme una contractura cerca del pulmón que me impedía respirar, las enfermeras en cuanto podían hablaban tanto de mi como de otra chavita que estaba internada junto a mi, de que eramos jóvenes, inmaduras, tontas y demás, que en lugar de estar en el hospital adoloridas deberíamos estar en la escuela o jugando a las muñecas, hablaban detrás de mi puerta para que las pudiera oír, el dia que nacio mi beba yo llore porque tenia que ser cesárea y no había otra alternativa, me sentía tan sola y triste y ellas solo fomentaban que siguiera asi, pero cuando me dejaron tener a mi bebe entre mis manos deje de sentirme sola, aunque siguieron hablando pestes de mi porque soy madre soltera a los 18,no dejaron de criticarme por cada cosa que hacia y me quitaban a mi bebe y se lo daban a mi madre para que le diera de comer leche en mamila segun porque yo no era buena ni para dar pecho, antes de salir una enfermera segun me limpio la herida pero solo me lastimo horrible parecía que estaba tallando algo duro y se despidió diciéndome que me cuidara y no fuera a caer en la misma tonteria dos veces que ya era mucho con que a mi edad tuviera un hijo como para tuviera dos, es triste tener que pasar esta hermosa experiencia con este tipo de tratos, estoy de acuerdo que la edad no debe ser motivo de discriminación, nada acredita a nadie a tratar mal a nadie, y mucho menos a las personas que se supone nos debieran prestar su labor social para un bien comun, desearía que esto no le sucediera a nadie ya que es angustiente ver que nadie te hace caso mas que para menospresiarte en lugar de ayudarte a traer a tu bebe al mundo
ResponderEliminar